Revista Contante y Soñante 9

jueves, febrero 09, 2006

“UN DJEMBÉ CORONADO”

SENTIDO DEL OÍDO-Narración (10):

El pasado 31 de enero tuve la fortuna de asistir al lanzamiento de un espectáculo de danza y música que posteriormente se presentaría en el TPTU (Teatro Pablo Tobón Uribe) el viernes 3 de febrero. Se trataba de un abrebocas de “Más Allá”, a cargo de la compañía de danza Sankofa, integrada por bailarines colombianos y africanos; al lado de ellos estuvo el músico africano Amadou. La presentación del grupo de baile Sankofa comenzó a las 7:30 p.m. y duró unos 15 minutos, y por tratarse de un abrebocas -efecto que lograron-, en mí comenzó a alojarse una sensación de plenitud mediocre y resignada. La gente aplaudía agradecida, yo también; había tenido la oportunidad de ver cómo se desplegaban los cuerpos de las y los bailarines por un escenario de unos seis metros de ancho por cuatro de profundidad, pintado de negro e iluminado por seis reflectores de par 64, con filtros de color amarillo, azul y no recuerdo el último, talvez el que completa el tricolor colombiano.
A hurtadillas, mientras transcurría el cuarto de hora de presentación, deslicé mis ojos hacía el costado izquierdo del escenario, lugar donde se encontraba Amadou sentado y con las manos en su tambor, en ese Djembé que no deja tocar de nadie. Desde allí se alcanzaba a ver cómo los movimientos de sus brazos desembocaban en la música que sonaba por las cabinas de sonidos que tenía en frente mío, a unos dos metros de distancia. A veces tocaba él, a veces rodaban una pista desde la consola.

Cuando el baile terminó, los danzantes se despidieron, el público hizo lo propio pero no se paró de sus sillas. La presentadora apareció de nuevo con cara de improvisadora y llamó a Amadou a escena, mientras los técnicos de sonido disponían el escenario con una silla, y dos micrófonos, uno para el djembé y otro para la voz. Él saludó en francés mientras un traductor lo remedaba en español, y más decidido que el sol comenzó aproximar sus manos hasta la piel del tambor haciéndola tensar y emitir su sonido característico, una y otra vez, con intermedios calculados, con cadencias saharianas, tribales. El micrófono (marca Shure, apuesto), que estaba a la altura de su boca, se sintió realizado cuando las cuerdas de la voz de Amadou se tensaron y comenzaron a vibrar, en tonos altos y bajos, mientras la boca modulaba y cambiaba su concavidad a la salida del aire. En resumen, comenzó a tocar y a cantar.
Cantó en un idioma aborigen africano, no sé en cuál, pero sí cómo. A esa altura de la noche -8 p.m.- mi corazón estaba relativamente calmado, y a los diez minutos de que este negro de ropas blancas y holgadas tocara su djembé, un médico me hubiera diagnosticado una taquicardia grave de haber puesto su estetoscopio en mi pecho. Pero yo estoy afiliado a una EPS así que ese médico nunca me encontrará nada.

La gente estaba emocionada pero parca, sólo un hombre más adelante movía su cabeza un poco más animado; mi corazón pedía más, los icebergs anidados en mis ojos se empezaron a descongelar y mi rostro se inundó bajo una sonrisa indeleble, y mi respiración se alborotó como queriendo salir a ver el espectáculo. De los seis tarros de luz, sólo un par permanecía encendido, el amarillo. Amarillo sol, amarillo arena, amarillo estepa africana, amarillo curtido como las pieles colgadas en estos instantes en una aldea de África, amarillo como los ojos de la desnutrición que se ve allí, más que por pares, por miles.

Como todo buen artista, Amadou terminó su concierto, luego de dedicatorias, agradecimientos (mercis), aplausos, sonrisas, sudores. Y tras la permanencia de los aplausos en su ausencia, decidió tomar de nuevo su tambor coronado entre sus rodillas y tocar de una forma que llenó y desbordó los 6x4 metros de un escenario pintado de negro, negro África, negro esclavitud vencida, negro tierra; negra-blanca-redonda, todas sostenidas en el aire, con sombras en bemol.

IL MAGRO, 5 de febrero de 2006

1 comentario:

CubaCelia dijo...

Que fantastico!!!!! no sabes como te envidio. Me encataria ver un espectáculo así, aca en Chile es dificil...